El mindfulness, o la atención plena, se ha vuelto cada vez más popular en la última década como una herramienta para reducir el estrés y mejorar la salud mental. Sin embargo, también puede ser una herramienta útil para abordar la alimentación y el proceso de comer.
En lugar de simplemente comer por inercia, el mindfulness nos permite prestar atención a nuestros sentimientos y sensaciones mientras comemos. Esto puede ayudarnos a ser más conscientes de nuestra relación con los alimentos, y a tomar decisiones más informadas sobre lo que comemos y cómo lo comemos.
El libro "La enzima prodigiosa" de Hiromi Shinya, un gastroenterólogo japonés, se centra en la importancia de la enzima lactasa para la digestión y la salud del intestino. Sin embargo, también ofrece algunos consejos útiles para mejorar la alimentación a través del mindfulness.
Aquí hay algunos consejos basados en el libro de Shinya y en la práctica del mindfulness para mejorar el proceso de alimentación:
- Presta atención a tus sentidos: Antes de comenzar a comer, tómate un momento para evaluar tus sentidos. ¿Cómo huele tu comida? ¿Cómo se ve? ¿Cómo se siente en tu plato? Al prestar atención a estos detalles, puedes aumentar tu apreciación y disfrute de la comida.
- Tómate tu tiempo: El proceso de comer debe ser un momento para relajarse y disfrutar. No hay necesidad de apresurarse. En lugar de tragar la comida sin pensar, tómate tu tiempo para masticar y saborear cada bocado. Este enfoque también puede ayudarte a evitar comer en exceso.
- No te distraigas: Evita distraerte mientras comes, como ver la televisión o leer un libro. En lugar de ello, enfócate en la comida y en las sensaciones que provoca en tu cuerpo.
- Escucha a tu cuerpo: Aprende a escuchar las señales de tu cuerpo sobre cuándo estás satisfecho. En lugar de comer hasta sentirte lleno, intenta detenerte cuando te sientas satisfecho.
- Practica la gratitud: Después de comer, toma un momento para agradecer por la comida y por la capacidad de disfrutarla. Practicar la gratitud puede ayudarnos a mantener una actitud positiva hacia la comida y hacia nosotros mismos.
En conclusión, el mindfulness puede ser una herramienta útil para mejorar la relación con la comida y con el proceso de alimentación. Al prestar atención a nuestros sentidos y sensaciones, tomar nuestro tiempo y escuchar a nuestro cuerpo, podemos desarrollar una mayor conciencia de nuestra relación con los alimentos y tomar decisiones más informadas sobre lo que comemos. Además, la práctica de la gratitud puede ayudarnos a mantener una actitud positiva hacia la comida y hacia nosotros mismos.
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